martes, 28 de febrero de 2012

Pama Records

Retomando el post anterior de Kool & the Gang, el citado disco "Spirit of the Boogie" cerraba con "Caribbean festival", que como su título indica es una fiesta de música jamaicana llena de percusiones y ritmos calentitos. Como es sabido, de Jamaica procede el Ska, el Rocksteady y el Reggae, estilos bastante ajenos a este blog, pero que se alimentan de las raíces que más gustan por aquí. Se puede afirmar que la explosión de la música jamaicana, tal como la conocemos, se inició gracias al tremendo impacto que tuvo Fats Domino en Jamaica con temas como "The Fat man" y sobre todo "I'm gonna be a wheel", que en muchos aspectos anticipaba la música Reggae. Tampoco es de extrañar, dada la influencia de la cultura caribeña en la rica Nueva Orleans, y en la forma de asimilar un montón de multiculturales aspectos; no obstante Fats Domino sigue siendo más grande que la vida, y ahora más que nunca.


Paralelamente a mediados de los 60, tras un largo letargo, se despertó en Inglaterra una fiebre por el Rhythm and Blues y el Rock and Roll de profunda ascendencia negra, y pronto un grupo de chicos, en su mayoría de origen obrero, tomaron el Rhythm and Blues y Soul como banda sonora de sus vidas, aderezado con un variado surtido de coloridas anfetaminas y elegantes trajes hechos a medida. Nace el movimiento Mod como una explosión de arte Pop, pero salpimentado con la enérgica musical de los Who, Small Faces o Creation en su fase inicial, con el tiempo auténticos representantes del género.

Pasan los años, y a finales de los 60 la magia parece difuminarse, y la energía Mod da paso a la Psicodelia, y en cierto modo, a la pérdida del nervio inicial. Entonces es cuando los Mods se fijan en la música jamaicana de ritmos Ska y Rocksteady, que se incrementa por la creciente inmigración caribeña en Inglaterra. Por así decirlo, el movimiento Mod se refleja en los Rude Boys, importados desde Jamaica, que evolucionan hacia los Skinheads, con su estética a la contra Hippie, y nada que ver con la xenofobia ultraderechista con la que a veces se les relaciona. En los 70 el testigo lo recoge el movimiento Oi!, más acorde con los tiempos del Punk que reivindicaban su orgullo obrero; y por fin los 80 son años de excisión y decadencia, con el resurgir de grupos neonazis de estética muy parecida a la Skin, pero nada que ver en lo ideológico.

Volviendo a 1967, ante la creciente demanda de Rocksteady y música jamaicana en Inglaterra, unos despiertos hermanos Palmer fundan Pama records. Al principio publican singles de música Soul licenciada directamente por sellos de USA, y poco después se meten de lleno en los sonidos de Rocksteady y Bluebeat con la creación de otros sellos satélites. El catálogo de Pama se extiende hasta bien entrados los 70, y en sus referencias se aprecia la evolución que sigue la música Soul y Rhythm and Blues hasta llegar al Reggae, pero de una forma tan natural que en ocasiones cuesta diferenciar donde está el límite entre Soul, Rocksteady o Ska, demostrando que los distintos cajones de sastre de la música popular no difieren tanto entre sí.

En el año 2000 el excelente sello de Barcelona, Wah-Wah records, publicó dos LP's que recopilaban algunos de los singles más reseñables de Pama durante el período 67-68. Una sobresaliente colección de canciones conducidas por la música negra salida del alma, con una fuerte vocación para el baile y la diversión. En sus surcos hay brochazos del mejor Soul parido en USA, desfilando ilustres olvidados como Bobby Petterson, Bettye LaVette (muy activa actualmente). No faltan bailongos instrumentales de órgano Hammond a cargo de The Mohawks, populares en Inglaterra por sus cuñas publicitarias, pero también capaces de producir un temazo tras otro. Pero lo que abundan en estos dos discos es el Rocksteady de origen jamaicano, con brillantes números que caldean el cuerpo, como es el caso de The Crown y su tremendo "Jerking the dog", o clásicos sin discusión como la bonita "Wet dream" de Max Romeo, o "Skinhead train" del padre del Ska Laurel Aitken, por no hablar de un favorito personal como la inmensa "I'm an outcast" de Roy Docker.

En definitiva, sin miedo a pillarme los dedos, las dos partes de "Black is Soul" (así se llaman los discos) son una garantía para cualquiera que disfrute del mejor Soul, en su acento menos melancólico y más bailable, y una inmejorable introducción en los sonidos jamaicanos, que francamente están más cerca de, por poner un ejemplo, Otis Redding o los Impressions que de Bob Marley.

"Jerking the dog"

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