viernes, 9 de noviembre de 2012

Sex Pistols

Han pasado 35 años desde la publicación de "Never mind the bollocks" de los Sex Pistols, y nada ha cambiado, al contrario, estamos peor que antes. Pertenezco a una de esas generaciones a las que nunca le ha faltado de nada, sin valorar cosas tan importantes como la sanidad, educación y el bienestar públicos. Simplemente muchos nacimos con "ello", como lo más natural del mundo, y como se suele decir, las cosas no se valoran lo suficiente hasta que se pierden, y desde luego estamos perdiendo nuestros derechos a pasos agigantados, como en un gran casino donde la banca siempre gana, con la diferencia que no somos jugadores, más bien víctimas de un despiadado sistema. Situados en este contexto de despropósito social, los Sex Pistols fueron héroes en su tierra (Inglaterra) durante los 70; no escondieron la cabeza, y utilizaron su propio discurso de Rock and Roll para expresar sus provocativas y certeras ideas con los amplificadores al máximo volumen, y ese discurso, ahora más que nunca, sigue estando presente.

La historia de los Sex Pistols es de sobra conocida, sin ir más lejos en la wikipedia la cuentan con pelos y señales de manera magistral. En dicha historia hay un montón de claro-oscuros, para unos fueron héroes, para otros bufones, y para muchos impostores. Situándonos en el medio, tuvieron sus aciertos y sus errores, pero básicamente los Pistols por méritos propios fueron un revulsivo que conmocionó al mundo en la segunda mitad de los 70. Imaginemos esos años una ciudad como Londres deprimida por el paro y el rancio abolengo, que para colmo grupos como los Yes o Pink Floyd ponían banda sonora con su música soporífera. Ante esta situación un grupo de Rock and Roll de origen trabajador poco puede hacer, excepto revelarse y afilar sus guitarras sacando cortantes acordes de los Who, Eddie Cochran, Iggy Pop o Johnny Thunders, y es así como nace el germen de Sex Pistols.

Desde el primer momento fueron gestionados por Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, de pasado situacionista y propietarios de una tienda de moda en Kings Road. El núcleo del grupo estaba formado por Steve Jones (cantante), Paul Cook (batería) y Glen Matlock (bajo). Al poco tiempo Steve Jones se pasa a la guitarra quedando vacante el puesto de cantante. Prueban a muchos, y un día se presenta un tipo bajito, feo y de dientes pochos, con el pelo verde y una camiseta que dice: "Odio a Pink Floyd". Le hacen una prueba, y lo único que provoca en el grupo son unas risas, pero afortunadamente McLaren convence al grupo para aceptarlo. Su nombre es John Lydon alias Johnny Rotten. Nace la formación clásica de los Sex Pistols.

Corre más o menos el año 76, y los Sex Pistols en poco tiempo mejoran como músicos engrasándose en el circuito de Pubs de la ciudad. Poco a poco se hacen con una reputación de grupo en directo gracias al carismático y provocativo Johnny Rotten y a Steve Jones, con sus poses y estilo a lo Johnny Thunders, pero sobre todo les define el sonido que consiguen, doloroso, incisivo y directo a los tímpanos y entrepierna. Un siempre avispado Malcolm McLaren les arregla una audición con la discográfica E.M.I. y graban su primer single "Anarchy in the U.K.". El resultado es una fantástica cacofonía de guitarras asesinas con un cantante totalmente furioso escupiendo podridos improperios a la sociedad conservadora ("Soy un anticristo / Soy un anarquista / No se lo que quiero / Pero se cómo conseguirlo / Quiero destruir al transeúnte"). Como es de esperar, el disco es un escándalo, del mismo modo que alcanza las listas de éxitos. Los Pistols ganan un punto en su revuelta personal contra el sistema.

Pero realmente el escándalo salta cuando el grupo acude a un programa de la tele Británica presentado por Bill Grundy. Al parecer Grundy está un poco beodo y le tira los tejos a una de las acompañantes del grupo (ni más ni menos que Siouxsie), lo que provoca que un Steve Jones crecido arremeta contra Grundy llamándole de todo menos guapo (bastardo, hijo de puta, viejo verde, canalla...). El hecho transciende en toda Inglaterra, y lo primero que hace E.M.I. es echarles a la puñetera calle. Pero lo peor de todo, es que la gira que tenían preparada por el país ("Anarchy in the U.K. Tour") junto con los Clash, Damned o los Heartbreakers de Johnny Thunders se ve mermada a unas escasas fechas debido a la magnitud del escándalo, hecho que hace mella en la moral del grupo. Por si fuera poco, el bajista Glen Matlock, pieza importante en la composición de los temas, abandona el grupo; al parecer el resto de los Pistols no acepta que le gusten los Beatles (!!!!), y le sustituye Sid Vicious más por imagen que por capacidad técnica. El grupo inicia su proceso de auto-inmolación a pasos agigantados.

En 1977 los Pistols firman con A&M, pero fieles a su creencia de que la principal utilidad de la corbata es una bonita soga de patíbulo, entran en las oficinas rompiendo el mobiliario y amenazando de muerte a los ejecutivos. El resultado, como es de prever, la puñetera calle. Pero no pasa nada, paradójicamente las discográficas conscientes del potencial comercial de los Pistols están alerta, y es la todo-poderosa Virgin quién les ofrece un contrato con muchos ceros, comprando la energía del grupo o utilizando un altavoz más potente para extender su mensaje por todo el mundo, según se mire. Publican su siguiente single, "God save de Queen", dedicada a la reina de Inglaterra, y no precisamente en un tono afectivo ("Dios salve a la reina / No es un ser humano / No hay futuro / En el sueño de Inglaterra"), otro maravilloso exabrupto cortante y valiente, que sube al puesto número 2 de las listas de éxitos. 

"God save the Queen" se presenta el día del 25 aniversario de la ascensión de Isabel II al trono, y McLaren tiene la brillante idea de fletar un barco por el Támesis con los Pistols tocando el tema atronador frente al muelle de Westminster. La "travesura" provoca el consiguiente despliegue policial y un escándalo nacional de dimensiones mayúsculas. Otro punto más a su favor en su peculiar revolución, pero también se ganan el rechazo y la censura de los medios de comunicación y una parte de la sociedad, que en alguna ocasión arremeten violentamente contra algún miembro del grupo, caso del enclenque Johnny Rotten. Los Sex Pistols van directos a la combustión espontánea al mismo ritmo que se quema la gasolina, pero antes grabarían su primer y único LP en solitario: "Never mind the bollocks", "me importa un huevo", uno de los mejores títulos de la historia del Rock and Roll, y no solo eso, de los discos más impactantes y influyentes de los años 70.

"Never mind the bollocks" desde luego que no constituye el "año cero" de la música Punk, pero sí cambió muchas cosas. Musicalmente el grupo tomaba de aquí y de allá, pero tenían su propia idiosincrasia, un sonido violento, directo, clásico, con unos riffs que te guiaban por el Rock and Roll más visceral. Pero si algo distinguía a los Pistols era un cantante único que fue tomando un rol cada vez más importante en el grupo. Rotten estaba a años luz de los cantantes guaperas, y representaba lo molesto, desagradable, y en definitiva el anti-arte. Su merito consistió en elevar la fealdad a la categoría de obra maestra, utilizando unos limitados recursos técnicos y culturales de forma aguda y brillante, pero sobre todo, Rotten y compañía, durante unos pocos años consiguieron incomodar a una sociedad hipócrita y conservadora por una parte, pero por otra parte, y lo más importante, también lograron espabilar las conciencias de muchos jóvenes (y no tan jóvenes), que estaban aletargadas por sedantes como la televisión y las mentiras de los políticos, y despertar los sueños de libertad y de ser uno mismo, que es de lo que se trata y va mucho más allá del dinero y de la posición social.  

Los Sex Pistols tras una desastrosa gira americana, que como no podía ser de otra forma, se les veta en la mayoría de las ciudades, se separan en 1978. El resto es sabido: la trágica muerte de Sid Vicious, los proyectos del resto de los Pistols (P.I.L., The Proffesionals, como banda de Johnny Thunders...), sus reuniones periódicas desde 1996 (mal), y su declinación del premio otorgado por el Rock and Roll Hall of Fame (bien). Visto desde la perspectiva del tiempo, puede que la revuelta del Punk fracasara y fuera fagocitada por la industria, pero la revolución de los Sex Pistols en cierto modo ha triunfado dando una lección de como ser uno mismo sobre todas las cosas, sin importar las consecuencias.

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